ROSARIO Y CORONA DE SAN MIGUEL
REZO DEL SANTO ROSARIO
El Rosario es la oración preferida de Nuestra Madre Santísima, así lo ha expresado en sus apariciones en muchos lugares del mundo. La palabra “Rosario “significa “guirnalda de rosas” “campo de rosas” por la dulce esencia que asciende al cielo cuando lo rezamos. En sentido figurado denota un ramillete de aromáticas oraciones selectas rezadas mientras se conmemoran los quince misterios principales de la vida de Jesús y de la Virgen.
Se dice que las oraciones que se pronuncian sobre las cuentas del rosario, las hace sagradas porque recogen la emanación de entrega devocional, de deseo fervoroso, de amor a Dios. En ellas se conjunta la energía de la devoción de todos los cristianos, es decir, toda la plasma lumínica de los Credos, Padre Nuestro y Ave Marías repetidas a través de los siglos ha sido transmitida y seguirá transmitiéndose por “ley de correspondencia” a todos los símbolos de esta devoción cristiana.
REZO DE LA CORONA DE SAN MIGUEL
La Corona de San Miguel deriva de la petición que él mismo le hizo a su devota, la hermana religiosa, Antonia de Astonaco, de Portugal, a quien le dijo que deseaba que se le hicieran nueve salutaciones, una por cada uno de los 9 Coros Angelicales. Cada salutación va acompañada de un Padre Nuestro y tres Ave Marías que deberán ser rezadas en honor de las tres Triadas Angelicales. Al final se rezarán cuatro veces el Padre nuestro: el primero será para honrar a San Miguel, el segundo a San Gabriel, el tercero a San Rafael y el cuarto a nuestro Ángel Guardián.
San Miguel ofreció a los que practican esta devoción diariamente, que serán protegidos por él y por los Ángeles de su Divina hueste; así mismo, recibirán su asistencia a la hora de la muerte, y tanto ellos como sus seres queridos se librarán del purgatorio. Si se rezan estas plegarias antes de la Comunión, San Miguel designará a un Ángel de cada uno de los nueve coros para que acompañen a los devotos durante la Santa Misa.